Idólatras del dinero, de la púrpura, del lino, reos del poder, del éxito, llenos de humano egoísmo,
marginamos los tormentos que sufren los oprimidos, los habitantes del miedo, los hambrientos, los mendigos,
los aislados, los enfermos, los ancianos y los niños.
Las elecciones primarias de los
partidos políticos en Honduras son una fiesta, sin banquete para el pueblo, sin fraternidad y excluyente.
Muchas
de las enseñanzas de Jesucristo, fueron en el contexto de las comidas; siempre
estaba enseñando y abrazando en las comidas, así lo atestiguan los evangelios.
¿Porqué en las comidas, porqué el principal culto o expresión de fe de la
Iglesia católica es un banquete?
Las
comidas es signo de comunión, de fraternidad, amistad y familiaridad, es el
lugar para estar juntos alimentando y nutriendo la vida. El alimento en la mesa
es la comida compartida, expresión de amor, cercanía y solidaridad humana.
La
propaganda, los cierres de campaña y los distintos espacios ocupados por los
políticos en estos días, son una fiesta donde los pobres son utilizados pero no
invitados al banquete. En muchas de las propagandas están fotos de políticos
abrazando a pobres con rostros, a ancianos y a niños/as, pero hay que preguntarse,
si estos que salen en la foto son invitados al banquete…Estamos en un ambiente
político que es toda una “anestesia social”.
El
humanista, teólogo y franciscano Leonardo Boff, en un escrito reciente, plantea
el hambre del pueblo como uno de los aspectos alarmantes y urgentes que se debe
tener en cuenta en todo proyecto político, y denuncia las estructuras de este
sistema que es responsable de esta muerte colectiva:
“Es importante considerar que el
desastre humano del hambre es también de orden político. La política tiene que
ver con la organización de la sociedad, con el ejercicio del poder y con el
bien común. Desde hace siglos en Occidente, y hoy de manera globalizada, el
poder político es rehén del poder económico, articulado en la forma capitalista
de producción. La ganancia no es democratizada en beneficio de todos, sino
privatizada por aquellos que detentan el tener, el poder y el saber; sólo
secundariamente beneficia a los demás. Por tanto, el poder político no sirve al
bien común, crea desigualdades que representan una real injusticia social, y hoy mundial. A
consecuencia de esto, para millones y millones de personas apenas sobran las
migajas que no dan para cubrir sus necesidades vitales. O simplemente mueren
como consecuencia de las enfermedades derivadas del hambre, en su mayoría
criaturas inocentes” (2-11-12).
Sería
bueno que las parábolas inspiradoras de Jesús, las recreáramos y convirtiéramos
en proyectos o programas de gobierno para beneficio del pueblo. Cuando Jesús
propone una parábola relacionada con el Reino, es un planteamiento humanista y
social que trasciende hasta la propuesta de unir este tiempo con la vida
eterna.
Una
de las parábolas sobre un banquete (Lc 14,15-23), plantea que los invitados no
asistieron por escusas de asuntos materialistas antes que el encuentro de amor
en la mesa compartida; el señor del banquete molesto pide al sirviente, “sal
rápido a las plazas y calles de la ciudad y trae aquí a pobres, ciegos y
cojos”.
Si
en el gran banquete de la política hondureña fueran invitados no los de
siempre, los poderosos y políticos que se han aprovechado por años del país;
sino las grandes mayorías pobres, los excluidos social y moralmente, los que
están en la calle…podría hablarse de un plan de gobierno para los pobres y
desde el corazón de Jesús.
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