"Nuestra sociedad vive amenazada por un sistema de justicia dentro del cual hay funcionarios que han facilitado la impunidad, protegiendo a quienes delinquen desde su condición de poder político o económico. Cuerpos de Seguridad del Estado en los que hay miembros contaminados por el crimen organizado, el narcotráfico y la corrupción"
Conferencia Episcopal de Honduras Elecciones 2012
Oct 15|19:14
Con alegría y esperanza
comenzamos hoy el año de la Fe, que tiene por objeto “la exigencia de
redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la
alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo” (Benedicto XVI,
Carta Apostólica Porta Fidei, n. 2).
Inspirados en la figura de Jesús Buen Pastor que da la vida en abundancia (Jn 10, 10) y motivados por el ejemplo del Señor que no ha venido a ser servido sino a servir (Mc 10, 42-45), proponemos estas reflexiones pastorales sobre la actividad política, considerada como espacio solidario de servicio a los demás.
Nos dirigimos, con la intención
de colaborar en el fortalecimiento del sistema democrático del país, ante todo
a nuestros hermanos y hermanas que caminan en las comunidades cristianas como
seguidores y discípulos misioneros de Jesucristo, y muy especialmente a
quienes, profesando en la Iglesia Católica su fe cristiana, aspiran a cargos de
representación popular. También deseamos que nuestra palabra llegue a los
hombres y mujeres de buena voluntad preocupados por la situación del país y a
toda la sociedad hondureña que vive momentos de incertidumbre e inseguridad y
que se prepara para un nuevo proceso electoral, ya en marcha en nuestra querida
Honduras.
I)- Siguiendo la tradición de
reflexión y acompañamiento eclesial:
1- El pueblo hondureño ha sido
nuevamente llamado por el Tribunal Supremo Electoral a hacer uso del derecho a
elegir en las urnas a las autoridades que regirán los destinos del Estado
hondureño a partir de enero de 2014, mediante dos procesos: las elecciones
primarias del 2012 y las elecciones generales del 2013.
2- Como Conferencia Episcopal
hemos acompañado con nuestras reflexiones y exhortaciones este proceso
democrático desde Agosto de 1985, cuando hicimos un llamado al voto responsable
y reflexionado en base a criterios éticos y cristianos con la publicación de la
Exhortación Pastoral titulada “Reflexiones éticas con motivo de la próximas
elecciones”. Sucesivos mensajes también se hicieron públicos en los años 1989,
1993, 1997, 2001 y 2005.
3- Nuevamente expresamos y
compartimos nuestras reflexiones acerca del derecho y el deber que tiene el
pueblo a ejercer el voto. A diferencia de los procesos electorales anteriores,
en esta nueva jornada electoral han sido inscritos nueve partidos políticos, lo
que representa un abanico de otras opciones y un enorme desafío para una
democracia que, muy condicionada por el bipartidismo, no ha sabido responder a
las expectativas del pueblo.
II)- Nuestra mirada desde el
contexto de una sociedad amenazada:
4- Las próximas elecciones se
están organizando y, lamentablemente se realizarán en un ambiente de fuertes
amenazas a la vida como en ninguna otra contienda electoral se ha vivido en los
últimos treinta años. No ha de extrañarnos que el desaliento, el pesimismo y el
miedo sean ahora los compañeros inseparables de una población que cada vez se
siente más desprotegida.
5- En Honduras, la vida está
amenazada por el modelo económico y social caracterizado por la concentración
de riquezas y recursos en manos de pocas personas, en contraposición con la
escasez de oportunidades dignas para las grandes mayorías empobrecidas y por
las escasas inversiones que podrían mejorar la productividad del agro
beneficiando a los campesinos pobres, así como a la micro y mediana empresa.
Honduras es uno de los países con menor ingreso per cápita de América Latina.
6 - Está amenazada la vida y los
derechos humanos inherentes a ella, porque el sistema de salud no cubre las
necesidades de la población. Porque el sistema educativo público, además de
estar al borde del colapso por su mala calidad y manipulación política, genera
desigualdad. Y porque a pesar del esfuerzo de la población por lograr los
niveles de educación que se exigen para obtener empleo, cerca de dos millones
de personas, en edad laboral, están afectadas por el desempleo.
7- La vida es amenazada
diariamente por la violencia delincuencial, el crimen organizado, la violencia
intrafamiliar, en especial contra las mujeres y también contra los ancianos y
los niños. Las causas más frecuentes de esta violencia son: pérdida de
oportunidades para la juventud, falta de valores éticos, exacerbada cultura
patriarcal en todos los niveles, estilo de vida importado que promueve la
búsqueda del dinero fácil, el consumismo, el hedonismo, el derroche y la
transnacionalización de la criminalidad.
8- Nuestra sociedad vive
amenazada por un sistema de justicia dentro del cual hay funcionarios que han
facilitado la impunidad, protegiendo a quienes delinquen desde su condición de
poder político o económico. Cuerpos de Seguridad del Estado en los que hay
miembros contaminados por el crimen organizado, el narcotráfico y la
corrupción; y unos mecanismos de depuración que no están avanzando según las
expectativas de la ciudadanía. El sistema penitenciario es incapaz de
rehabilitar al privado de libertad. Las cárceles son inhumanas y escuelas para
aprender a delinquir.
9- La sociedad está
cotidianamente amenazada por conflictos muy complejos: luchas campesinas
incluso violentas por acceso a la tierra, reivindicaciones, abusos gremiales,
protestas por despidos laborales agravados por el constante aumento del costo
de la vida y por la amenaza de nuevas cargas impositivas. La convivencia social
está amenazada por la polarización política existente y una reconciliación cada
vez más lejana, que impide la construcción de una agenda ciudadana y un destino
común como nación.
10- La vida está amenazada por la
vulnerabilidad ambiental producida por la explotación irracional de los bosques;
por la lucha por el control del agua y el abuso de la misma por falta de
educación. Amenazada por las industrias extractivas contaminantes; por los
efectos del cambio climático y sobre todo, por algunos políticos que por su
afán de lucro son capaces de vender hasta la patria. También ellos son una
amenaza para la vida.
11- La desconfianza que se genera
y crece cada día hacia el Estado y sus instituciones amenaza también la
convivencia y la organización social. Hay desconfianza hacia quienes aspiran a
ejercer el poder político porque con su propaganda no ofrecen horizontes para
vencer tantas amenazas. Porque en la medida en que no son capaces de convertir
sus “promesas” en “propuestas” concretas, aumentan las razones de esta
desconfianza personal y comunitaria. Pareciera que la clase política no se da
por enterada de que el país está tocando fondo. Basta reflexionar sobre los
datos del Tribunal Supremo Electoral sobre el abstencionismo en las elecciones
anteriores. De acuerdo con el padrón electoral, en el año 2001 el
abstencionismo fue del 33.8%; en 2005 fue del 46.2%; y en el año 2009 fue del
50.1%. Y preocupa mucho más que, siendo los jóvenes la mayoría de los votantes,
en el año 2009, los de edades entre 18 y 30 años se abstuvieron de votar en un
55%, mientras que los comprendidos entre los 31 y los 45 años se abstuvieron en
un 51%.
12- Partiendo de este contexto,
el nuevo proceso electoral debe estar orientado por la exigente responsabilidad
de saber escoger autoridades capaces de garantizar lo que nuestra patria
necesita y que muy bien queda expresado en el Documento de Medellín: “El
ejercicio de la autoridad política y sus decisiones tienen como única finalidad
el bien común. En Latinoamérica tal ejercicio y decisiones con frecuencia
aparecen apoyando sistemas que atentan contra el bien común o favorecen a
grupos privilegiados. La autoridad política tiene la misión de propiciar y
fortalecer la creación de mecanismos de participación y de legítima
representación de la población, o si fueran ecesario, la creación de nuevas
formas.” (Documento de Medellin, I, 16).
III)- El proceso electoral justo
y transparente que Honduras necesita:
13- Como obispos de la Iglesia
Católica, consideramos que la democracia, más que un sistema político, consiste
en un sistema de valores. Y con el Beato Juan XXIII, creemos que los valores
que garantizan la convivencia civil y el sistema democrático son: la Justicia,
la Verdad, el Amor y la Libertad (Pacem in terris, n° 35). Sobre ellos debe
refundarse una nueva Honduras. Por eso trabajamos y abogamos por una sociedad
justa, equitativa, fraterna, respetuosa de la vida y la dignidad del ser
humano, en la que el poder y el ejercicio de la autoridad sea entendida como un
servicio al pueblo y, sobre todo, a los pobres.
14- El proceso electoral debe
contribuir a colocar los cimientos de una mayor justicia en el país, que es una
tarea prioritaria del Estado. “El orden justo de la sociedad y del estado es
una tarea principal de la política. Un estado que no se rige según la justicia
se reduce a una gran banda de ladrones. La justicia es el objeto y por
consiguiente la medida intrínseca de toda política” (Benedicto XVI. Deus
Caritas est, n° 28)
La gran pregunta de todo político
y de todo gobierno debería ser: “¿Cómo realizar aquí y ahora la justicia en el
país?”. El proceso electoral debe abrir el horizonte para que desarrollemos en
el país estructuras más justas a fin de que las condiciones de los excluidos,
marginados, ignorados abandonados a su miseria y dolor, se transformen en
oportunidades de vida.
15- La inequidad o desigualdad en
Honduras va creciendo; y en la misma medida se reducen las oportunidades de las
personas, se obstruye la reducción de la pobreza, aumenta el descontento social
y la protesta, se frena el desarrollo económico, se bloquea la posibilidad de
diálogo y negociación pacífica, se fortalece el monopolio del poder político.
Así lo pone en evidencia el Informe sobre el Desarrollo Humano en Honduras del
año 2011. El Papa Pablo VI, consideraba el desarrollo humano como “el paso,
para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas, a condiciones
más humanas.” (Pablo VI. Populorum Progressio, n° 20) La reducción de la
pobreza debe ser un eje central en todo proyecto humano y en todo plan de país
elaborado con estrategias claras y viables y con personas comprometidas con
esta tarea. Sigue diciendo el Papa Pablo VI: “Combatir la miseria y luchar
contra la injusticia es promover, a la par que el mayor bienestar, el progreso
humano y espiritual de todos, y, por consiguiente, el bien común de la
humanidad.” (Populorum Progressio, n° 76). El Papa Pablo VI nos dijo que “el
desarrollo es el nuevo nombre de la paz”.
16- En un país ensangrentado y
polarizado como el nuestro, es urgente educarnos para la paz y en consecuencia,
no permitir que la violencia penetre en las familias, en los centros educativos
y en todas las relaciones sociales. Restaurar la sociedad será posible:
serenando los sentimientos, abordando los conflictos desde el respeto y la
tolerancia hacia quienes piensan distinto, promoviendo el diálogo franco y
constructivo. Y, sobre todo, venciendo el mal a fuerza de bien, como afirma San
Pablo en la carta a los Romanos, 12, 21. Advertía ya el Beato Papa Juan XXIII:
“La violencia jamás ha hecho otra cosa que destruir, no edificar; encender las
pasiones, no calmarlas; acumular odio y escombros, no hacer fraternizar a los
contendientes, y ha precipitado a los hombres y a los partidos a la dura
necesidad de reconstruir lentamente, después de pruebas dolorosas, sobre los
destrozos de las discordias.” (Pacem in Terris, n° 162)
17- Honduras ha sido colocada en
los primeros lugares de corrupción en América Latina. Siendo una de las peores
deformaciones del sistema democrático, la corrupción se ha ido extendiendo a
todos los estratos sociales de la población, no solamente por la crisis de
valores sino por el pésimo ejemplo de diversas autoridades políticas, civiles,
militares, gremiales, etc. que, en realidad, deberían ser verdaderos modelos
para la ciudadanía. La palabra “corrupción” que procede del latín “rumpere” y
significa “romper”, nos ayuda a comprender que la persona corrupta es la que
rompe con la palabra dada, rompe con los compromisos adquiridos, rompe con su
fidelidad a los principios morales y a la justicia, rompe con el respeto a la
fama y al buen nombre de las personas a través del abuso de los medios de
comunicación. Lo contrario de corrupto es “integro”, es decir, completo. Esos
son los candidatos que necesita Honduras.
18- La vía que conduce a la
honradez y a la transparencia en el ejercicio de la gestión pública será
posible si los hondureños y hondureñas asumimos los principios y valores
éticos, universales e inmutables. Si nos unimos en el esfuerzo de promover una
cultura de la legalidad y de la responsabilidad en el cumplimiento de nuestros
deberes y obligaciones. Si somos vigilantes para que no queden en la impunidad
los agravios cometidos contra la ciudadanía y el bien común. Si los
funcionarios y servidores públicos cumplen las responsabilidades que les comprometen
con los fines de las Instituciones por las que han sido juramentados o
contratados.
19- El pueblo debe ser el
verdadero protagonista de la actividad política y el único beneficiado de la
misma; el pueblo no debe ser utilizado como masa amorfa a favor de una elite
acostumbrada a manipularlo en beneficio propio. Somos una REPÚBLICA (res
publica), y es el pueblo soberano quien ha de velar para que la “cosa pública”
esté garantizada por sus representantes elegidos democráticamente. Y es el
pueblo quien tiene el derecho a revocar, por cauces legales, a quienes no lo
representen dignamente.
“La Iglesia aprecia el sistema de
la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos
en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir
y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente
de manera pacífica.” (Centesimus Annus, n° 46)
IV)- Nuestras sugerencias:
20- Las comunidades cristianas
están llamadas a participar en la vida democrática que Honduras ha elegido y
define la Constitución de la República. Como fruto del compromiso social que
brota de nuestra fe, los cristianos debemos participar en la vida política y
tomar parte por tanto, en el ejercicio electoral, en la vigilancia para que las
elecciones sean transparentes y justas, no solamente en el acto de depositar el
voto, sino también en el control de los resultados electorales, para evitar
todo tipo de fraude. Y, sobre todo, en el seguimiento del actuar de las autoridades
electas, puesto que nuestro voto no es un cheque en blanco que les hayamos
entregado.
21- Consideramos que el
abstencionismo no es una respuesta positiva por muy duras que sean las crisis
sociales y políticas y por muy defraudada que se encuentre la ciudadanía. No
debemos negarnos este derecho ni dejar que nuestra sociedad sea gobernada por
una democracia de muy pocos que les permita constituirse en dictadura,
amparados por la legitimidad del proceso electoral. Al votar reforzamos nuestro
derecho a exigir a las autoridades el cumplimiento de sus compromisos y
obligaciones.
22- Exhortamos a las personas que
sean llamadas a ejercer las funciones de Custodios Electorales y Miembros de
Junta Ciudadana de Custodia y Administración Electoral, que además de cumplir
los requisitos que exige el Tribunal Supremo Electoral, las vivan como un
verdadero servicio, expresión del amor a la patria que millones de hondureños
sentimos, y dándonos a todos el ejemplo de transparencia y honradez, con una
sana independencia de sus posiciones políticas o partidarias.
23- Exhortamos a toda la sociedad
a que haga valer su derecho de acceso a la información ante los organismos
responsables del proceso electoral, porque es necesario que toda la sociedad
sepa diferenciar las elecciones generales a celebrarse en el 2013, de las
primarias que tendrán lugar el 18 de noviembre del presente año 2012, conocer
los niveles de obligatoriedad que existen para cada una de las dos contiendas y
recibir la información que tenemos derecho a obtener de los distintos
candidatos y candidatas, para no votar a ciegas o sólo por tradición, costumbre
o color político.
24- Sugerimos, con mucho respeto,
al Tribunal Supremo Electoral que de entre los muchos aspectos que debe
atender, ponga especial cuidado en garantizar a toda la población:
Un censo electoral confiable.
Una identificación que evite la
duplicidad de votos.
Autoridades electorales que
garanticen elecciones válidas.
Mantener su total autonomía con
respecto al gobierno o cualquier fuerza política que quiera sesgar la votación
a favor de algún partido.
El cumplimiento de la Ley
electoral y la denuncia de cualquier delito electoral.
Exigir a los partidos políticos
la información sobre el origen de los fondos con los que financian sus
campañas.
La información oficial y oportuna
de los resultados de las elecciones que evite desconfianza.
25- Con total respeto a la
decisión que cada ciudadano y ciudadana tomen a la hora de ejercer su voto,
consideramos un deber nuestro indicar a todos los fieles cristianos unos
criterios que contribuyan al discernimiento necesario para seleccionar
responsablemente, y en conciencia, a sus futuros gobernantes.
Enumeramos
algunas cualidades que son deseables en las personas que aspiran a cargos de
elección pública:
Un comprobado compromiso en el
ejercicio de su profesión, tanto en el ámbito público como privado, a favor de
la justicia y la transparencia.
Un sentido de la solidaridad que
le haga capaz de optar por los más necesitados desde la implementación de
políticas sociales a favor de la equidad y la defensa de los derechos humanos.
Dar muestras auténticas de su
compromiso a favor del Estado de Derecho, y de su respeto y acatamiento a la
Ley Electoral.
Haber demostrado coherencia con
los principios éticos, transparencia en el uso de la información y en la
rendición de cuentas de sus gestiones públicas y privadas, así como del origen
de los fondos utilizados en la campaña electoral.
Propuestos como candidatos a
partir de procesos participativos y transparentes, no como resultado de
contubernios entre cúpulas de partidos.
Dotados de probada capacidad para
liderar, gobernar y administrar los bienes del Estado.
Que excluya de su lenguaje el
insulto u ofensa para sus oponentes en la campaña política, pues eso es signo
de intolerancia, revela un afán desmedido de conseguir el poder a cualquier
precio y carencia de educación cívica y valores morales.
V)- Una palabra final desde la
esperanza cristiana:
26- Con esta carta pastoral
expresamos nuestros deseos de que el actual proceso electoral sea una
oportunidad de renovar la esperanza en que el futuro de Honduras conduzca hacia
la elaboración de un proyecto nacional participativo al servicio de una
democracia pluralista, participativa, justa, responsable, respetuosa de la
dignidad humana, dialogante, promotora del bien común y defensora de los
Derechos Humanos. Que sea este el estilo de vida y cultura democrática de
nuestro pueblo.
Como nos ha dicho el Papa
Benedicto XVI en su reciente viaje al Líbano: “Es grato ver los gestos de
colaboración y verdadero diálogo que construyen una nueva manera de vivir
juntos. Una mejor calidad de vida y de desarrollo integral sólo es posible
compartiendo las riquezas y las competencias, respetando la identidad de cada
uno. Pero un modo de vida como éste, compartido, sereno y dinámico, únicamente
es posible confiando en el otro, quienquiera que sea. Hoy, las diferencias
culturales, sociales, religiosas, deben llevar a vivir un tipo nuevo de
fraternidad, donde lo que une es justamente el común sentido de la grandeza de
la persona, y el don que representa para el camino de la paz. En ello reside el
compromiso que se nos pide. Ahí está la orientación que debe presidir las
opciones políticas y económicas, en cualquier nivel y a escala mundial.
Para abrir a las generaciones
futuras un porvenir de paz, la primera tarea es la educar en la paz, para
construir una cultura de paz. Evidentemente, hay que desterrar la violencia
verbal o física. Esta es siempre un atentado contra la dignidad humana, tanto
del culpable como de la víctima. Pensamientos de paz, palabras de paz y gestos
de paz crean una atmósfera de respeto, de honestidad y cordialidad, donde las
faltas y ofensas pueden ser reconocidas con verdad para avanzar juntos hacia la
reconciliación. Que los hombres de Estado y los responsables religiosos
reflexionen sobre ello” (15 -09-2012).
27- Esperamos que este proceso
nos encamine hacia una democracia en la que el pueblo sea su verdadero garante,
sujeto de derechos y actor decisivo en la búsqueda del bien común. Y confiamos
en que todos los miembros de la Iglesia Católica sabremos ser ejemplo de ese
camino. Por todo ello le pedimos al Señor, unidos en la oración, que nos
ilumine y fortalezca.
28- Nos inspira siempre y en todo
la Madre del Señor quien nos recuerda, llena de esperanza, la presencia
liberadora de Dios que “actúa con la fuerza de su brazo y dispersa a los de
corazón soberbio” (Lucas 1, 51). A Ella, a quien invocamos como Nuestra Señora
de Suyapa, le encomendamos interceda ante su Hijo para que todos los buenos
deseos de nuestro pueblo se conviertan en realidades.
Comayagüela, M.D.C., 11 de
octubre de 2012.
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