Sobre el Mensaje de la Conferencia Episcopal de Honduras y las Elecciones Generales



En el mensaje sobre las elecciones generales de los obispos de Honduras, se resalta el aspecto de la democracia en el sufragio, criticando la manera “hondureña de practicar las elecciones”, así lo dicen los obispos:

“De cara al ejercicio del sufragio, la primera condición es la libertad; esto supone no sufrir coacciones ni presiones o chan-tajes y tener suficientes elementos e información para discernir las condiciones de honradez, legalidad y legitimidad, o de la falta de ellas, en cada uno de los candidatos. De ello depende la condición de autenticidad que debe caracterizar a todo proceso electoral. En consecuencia, consideramos necesario un esfuerzo de toda la ciudadanía para informarse ampliamente de las posibilidades que tanto los candidatos como los partidos o grupos políticos que representan pueden ofrecer a la hora de rehabilitar la tan quebrantada democracia en la que vivimos. Y aunque sea repetir lo que tantas veces hemos expresado, pedimos que se elija, en conciencia, a quienes puedan devolvernos la dignidad y la solidaridad propias de un país que ama la vida, que ama la paz y reclama justicia cada día”.

El problema de este planteamiento de los obispos, es que dicen, que se respete la democracia en las elecciones, cuando todo el proceso se ha desarrollado de manera fraudulenta e inconstitucional; al respecto, la misma conferencia episcopal lo señala en el mensaje de la siguiente manera:

“Un principio fundamental del Estado de Derecho es la separación e independencia de los poderes: legislativo, judicial y ejecutivo. El irrespeto a este principio es causa de desorden jurídico y, en consecuencia, social. Prueba de ello han sido las violaciones a la actual Constitución y las actuaciones de falsa legalidad que se han dado en los últimos años”.

En Honduras venimos en procesos de afectación directa al estado de derecho, a la democracia y la violación de los derechos humanos; siendo los principales responsables el bipartidismo y el grupo oligárquico del país, en especial el partido en el gobierno, el cual lleva dos períodos de manejo del Estado. El ERIC (jesuitas), cuestiona esta realidad de manera indignante:

“No es normal que en 8 años se hayan dado tres rompimientos del orden constitucional, el primero en junio de 2009 contra el presidente del ejecutivo, el segundo en 2012 contra la Sala de lo Constitucional con la destitución ilegal de 4 de sus miembros y el tercero en 2016 contra el pueblo hondureño con la ilegalidad e ilegitimidad de la reelección”.

Es difícil a esta fecha, querer dar consejos para un comportamiento electoral, porque es el mismo proceso, donde se dio la corrupción e impunidad del mismo estado de derecho. 

Los obispos plantean tener un sentido de esperanza, la cual, sí es válido para estos momentos de desesperanza en el pueblo hondureño:

“La esperanza no es un cruzarnos de brazos pensando que otros harán lo que haga falta para salvarnos. No es cerrar los ojos a la realidad. No es ilusionarnos con estadísticas de avances macroeconómicos, cuando sigue creciendo la pobreza. No es alimentarse con mentiras políticas”.

Es claro que estas elecciones fraudulentas, no apuntarán a la construcción de una mejor calidad de vida para el pueblo hondureño; por eso hace bien el mensaje al finalizar con las palabras proféticas del papa Francisco:

“no exista "ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez", (Encuentro del Papa con los Movimientos populares. Vaticano, 28 de octubre de 2014).




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