Este 12 de octubre del 2017, la conferencia Episcopal de Honduras presentó un mensaje, con motivo de las elecciones generales del 26 de noviembre 2017. Ya en marzo habían presentado un mensaje sobre las elecciones generales en el país. Que reflexión motiva este escrito.
El título inicial del mensaje de los obispos, ya nos dice como ellos ven las elecciones: “ELECCIONES 2017: LA OPORTUNIDAD DE PREPARAR UN MEJOR FUTURO PARA HONDURAS”: rápidamente surge la pregunta, ¿por qué le llaman “oportunidad”? ; Todavía más, ¿por qué decir, que estas elecciones pueden “preparar un mejor futuro para Honduras”?
En estos momentos tanto a nivel nacional como en el ámbito internacional, se ha cuestionado y evidenciado el proceso fraudulento, dictatorial e inconstitucional; al respecto, el equipo de investigación y comunicación Jesuita, ERIC, hace el cuestionamiento con las siguientes palabras:
“El conocido dicho popular de que existen “Elecciones estilo Honduras” ha superado cualquier expectativa. Ni siquiera la persona más pesimista podría imaginar el nivel de ilegalidad que puede alcanzar la actual clase política para mantenerse en el poder.
Y con un cinismo que solo los impunes pueden mostrar, nos llaman a la supuesta fiesta electoral pretendiendo hacernos creer que con nuestros votos participaremos en la toma de las decisiones más importantes del país.
Mientras tanto, los partidos políticos de oposición también nos llaman a acudir masivamente a las urnas en noviembre próximo para detener el fraude que ya tienen montado los sectores vinculados a Juan Orlando Hernández”.
El llamado “elecciones al estilo Honduras”, se evidenció en las elecciones primarias celebradas en marzo del 2017. Para este acontecimiento, los obispos dieron otro mensaje, que en la opinión popular y profesional lo consideraron: “ni gallo ni gallina”.
El equipo Jesuita, resalta los argumentos que evidencia lo fraudulento e inconstitucional de este proceso:
“¿Acaso ignoramos que la prohibición de la reelección está contenida en un artículo pétreo que ni el Congreso Nacional ni el Poder Ejecutivo ni la Corte Suprema de Justicia puede eliminar porque es una facultad que solo le corresponde al pueblo hondureño como titular del poder constituyente?
¿Acaso ignoramos que al permitir la reelección la Sala de lo Constitucional suplantó la soberanía popular y que el Congreso Nacional al pretender interpretar la sentencia para reglamentarla se atribuye facultades judiciales que vulneran el principio de separación de poderes?
¿Acaso ignoramos que la alternabilidad en el ejercicio de la presidencia obliga a que el titular del Ejecutivo cambie periódicamente y prohíbe que el actual presidente lo ejerza por otro período consecutivo sin mediar el intervalo de un período presidencial?
¿Acaso ignoramos que suplantar la soberanía popular y transgredir la alternabilidad en el ejercicio de la presidencia no es otra cosa que un nuevo rompimiento del orden constitucional? ¿Cómo es posible que no comprendamos que las próximas elecciones son un grave fraude constitucional?”.
Realmente cuesta ver cómo estas elecciones pueden ser una “oportunidad” para un Honduras en justicia social, sin impunidad y corrupción, sin desigualdad y empobrecidos, sin violencia organizada y estatal, sin destrucción de la casa común por parte de las empresas extractivas, con menos grupos armados privados y estatales, con jóvenes y menores huyendo de su mismo país, con soberanía alimentaria, con leyes y espacios de participación democrática, sin conflictos y asesinatos de los defensores y defensoras de derechos humanos y ambientales, sin conflictos y expulsiones de las comunidades indígenas en sus propios territorios, sin femicidios; con más presupuesto para la salud y la educación, en especial sin represión y criminalización a los estudiantes conscientes y organizados que defienden una educación participativa y pública.
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