Francisco de Asís, subversivo de lo establecido




En 1182 es el nacimiento de Francisco en Asís. En el bautismo recibe el nombre de Juan. Sus padres son Pietro Bernardone y Madonna Pica. Perteneciente a una familia comerciante, de buen lugar social y económico, pero no de la clase noble, sino de los burgueses mercaderes, un comerciante de telas. 
Hasta 1202 Francisco se las pasó entre fiestas, amigos, algo de trabajo comercial, y sobre todo, con el deseo de ser un caballero, es decir, un hombre que había combatido en guerras, que le permitiera recibir el reconocimiento de ser un “noble”. Entre la espontaneidad, alegría y ambición, el joven Francisco buscaba engrandecer su nombre y subir de estatus social y político. 

Uno de los aspectos significativos de Francisco, fue la doble experiencia de degradación humana, o de fragilidad y humillación social; la primera que lo tocó, fue al caer preso en la batalla de Collestrada 1202, siendo liberado hasta 1203, regresando a Asís. Por todo lo vivido de deplorable en la cárcel quedó enfermo por un tiempo. Es aquí, donde ubican, que Francisco comienza a hacerse preguntas más hondas, existenciales y abiertas sobre el sentido de la vida; pero nuevamente el Joven Francisco parte para la Pulla, enrolado en el ejército (1205). Allí en Espoleto tiene un sueño, un encuentro con él mismo y con el Señor, esta experiencia da otro rumbo a su vida y le hace volver a Asís. 

Francisco inicia una nueva etapa en su vida, caracterizada por una relación consigo mismo, con una mirada a la naturaleza, donde las preguntas son mas existenciales, con nuevos significados, no desde el poder y tener riquezas, sino desde la debilidad y pequeñez humana, desde los propios límites y cualidades propias; inicia una relación con Jesús desde su interior y misterio humano, fuera de la ruta tradicional católica. 

Francisco, comienza a tener acciones de búsquedas más radicales e inéditas; se da el encuentro con el Leproso, que lo transformara por la misericordia; comienza a estar más con los pobres y sentirlos desde sus estatus; pasa más tiempo por los caminos, cantando y bailando; pasa más buscando la soledad habitada. En este tiempo, se encuentra con una ermita y en ella un crucifico, que hoy llamamos de san Damian. Ante ese crucifijo Francisco rezará buscando tocar su inconsciente, cuando ora así: “Oh Alto y Glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón…” aquí hay un giro que moverá su vida por el mundo de la fragilidad interior, por lo plenamente humano, por aquella realidad redimida por el amor. 

Es en este encuentro con el crucifijo, que Francisco escucha y siente el llamado de, “repara mi iglesia en está en ruinas…” (1206-1208), allí comienza a ser un albañil reparador de la ermita; luego de un tiempo, en actitud de discernimiento se da cuenta, que la propuesta desafiante que Jesús le pide es: repara mi Iglesia con tu simple presencia de menor, plantea otra manera de ser Iglesia desde los pobres y menores, cuestiona con tu vida sencilla la seguridad de la institución católica, la riqueza y confort de la jerarquía, su apego al poder político, dile a los monasterios que su lugar es la creación entera, la Casa Común; plantea la no violencia ante las cruzadas asesinas, y el abrazo de lo diverso ante la persecución de la inquisición; propone ser instrumentos de paz y reconciliación desde la misma miseria personal, siendo hermano con el hermano lobo; muestra con tu vida ser hermano en una iglesia dividida entre mayores y menores, canta que eres hermano de toda la creación, que propones volver al origen de ser una fraternidad cósmica, no una élite religiosa y excluyente; abre las puertas del cielo a todos los cristianos que buscan al PADRE DE LAS MISERICORDIAS; presenta una Madre de Jesús cercana e intercesora del pueblo. Francisco ¡repara mi Iglesia que está en ruinas!

El papa Francisco, lo recuerda en la encíclica Laudato Si, con estas desafiantes palabras:

“No quiero desarrollar esta encíclica sin acudir a un modelo bello que puede motivarnos. Tomé su nombre como guía y como inspiración en el momento de mi elección como Obispo de Roma. Creo que Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos. Él manifestó una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y abandonados. Amaba y era amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón universal. Era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior” (LS 10).

Esta es parte de la memoria subversiva de Francisco, en este camino como Iglesia que peregrina por este mundo y por toda la creación. Desde el pequeñuelo de asís podemos decir, otra Iglesia es posible, siempre que nos comprometamos en minoridad y fraternidad profética a reconstruirla.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comparte tu opinión al respecto.

Mujer de carne y hueso

Mujer de carne y hueso, mujer de historias inéditas, mujer bella e inteligente…que ama  “Es importante señalar que la sexualidad...