Como David ontra Goliat




EXPERIENCIA DE VISITACIÓN EN CANADA



La experiencia vivida estos días pasados ha sido para mi verdadero encuentro de Visitación- Pentecostés. Lo que más guardaré en el corazón de estas experiencias son las muestras de solidaridad que encontré en la gente que escuchó mi compartir, el apoyo e incluso indignación y dolor de algunas personas al conocer de cerca la realidad triste a la que las empresas mineras han sometido a nuestros pueblos, ya que lejos de un verdadero desarrollo económico nos han dejado enfermedades, contaminación y más pobreza, sin mencionar los conflictos sociales que causan al interior de las diferentes comunidades afectadas.

En mi reflexión personal muchas veces he pensado que esta lucha del pueblo por defender la vida amenazada es como la historia de David contra Goliat. Ahora estas visitaciones vividas con las hermanas, las personas asociadas y los que trabajan por la justicia en Canadá, especialmente los de “Desarrollo y Paz” me han trasmitido esperanza y han aportado nuevas luces al camino, sus gestos y su compasión han sido como el ejemplo del samaritano que se apiada del pobre despojado y tirado a la orilla del camino, que no tiene a nadie que le consuele o defienda de sus asaltantes, aun a riesgo de su propia vida y seguridad personal y esas son algunas de las iniciativas y acciones que encontré en el pueblo cuando surgían iniciativas concretas como, el hecho de revisar las inversiones de las pensiones de jubilados en las empresas mineras, la presión para crear la figura de un ombudsman que pueda investigar estos casos de una manera independiente del gobierno y elaborar sus propias consideraciones de los problemas planteados, entre otras cosas interesantes de las diferentes participaciones de la gente.

Estoy agradecida con las hermanas de la Provincia Visitación por darme la oportunidad de hablar en nombre de tantas personas que no pueden hacerlo y aunque creo que hay todavía un gran reto que enfrentar porque estos encuentros son el comienzo de una cadena de solidaridad, de justicia, de desprendimiento para nosotros y especialmente para el pueblo canadiense que vive en una realidad tan diferente a la nuestra y que tiene que ir contra corriente para aprender a hacer un buen uso de sus riquezas y recursos financieros para que haya una mejor distribución de los bienes que el Creador hizo para todos. Este encuentro vivido es para ellos y ellas, tanto como para mi una invitación a “detenerse, mirar y contemplar” con ojos de Fe estas experiencias para ser más sensibles ha escuchar el grito de los crucificados que son cada día más numerosos en nuestro mundo y que exigen de nosotros cristianos un seguimiento de Jesucristo encarnado en la realidad de injusticia y opresión, teniendo como eco las palabras de Jesús: “lo que hicieron a estos más pequeños que son mis hermanos lo hicieron conmigo” (Mt. 25, 40).



Sandra Margarita Sierra Flores, Religiosa Hondureña

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