Que
formula más antigua: políticos y pueblo. De nuevo, como si no aprendiéramos de
la historia, están en el escenario social los políticos que se postulan a la
candidatura presidencial dentro de sus distintos partidos.
Las
elecciones primarias de los partidos riñen con la situación de pobreza y
violencia que agobia a Honduras. Para nadie es desconocido que la situación de
empobrecimiento de la familia hondureña y la violencia en todos los niveles es
el común denominador en todo el territorio.
Sin
embargo, que bien funciona la formula: candidatos políticos y pueblo
necesitado. Estos personajes públicos de la política, presentan todas sus
propuestas orientadas hacia la población más necesitada, ofreciendo su plan
como alternativo para rescatar el país. Esta realidad que viven las grandes
mayorías empobrecidas de este país, parece que es el “caldo” que le da sabor a
la propaganda y propuestas políticas de estos candidatos.
En
las calles de este territorio tan bendecido por sus recursos naturales, encontramos
el clamor por una patria donde la calidad de vida de todos y todas mejore
sustancialmente, donde podamos sentirnos seguros de vivir el presente, y que
las generaciones futuras tendrán asegurado la vida: que todos los nacidos son
hondureños en total igualdad.
En
la fe cristiana se nos invita siempre a tener como referente a Jesucristo,
nuestro Maestro y Señor, por eso EL es nuestro modelo de vida. Sabemos por los
evangelios que Jesús fue poco aceptado y hasta rechazado en la comunidad donde
se crió; pero al mismo tiempo era elogiado por una gran cantidad de pobres,
enfermos y pueblo sencillo que reconocía su actuar salvífico y liberador.
El
pueblo sencillo experimento en el actuar de Jesús como una novedad el modo de
ejercer la autoridad y el poder, en relación con las autoridades que tenían
prestigio moral y religioso en aquel tiempo.
Todo
creyente en Jesucristo, que lo tiene como Señor de su vida, no puede ser
demagogo y jugar con el hambre y las necesidades primarias del pueblo.
Por
esta razón, es deseable que los candidatos que están para las elecciones primarias
de sus partidos sean creyentes en Jesucristo, para dejarse inspirar por la
rectitud, honestidad, sensibilidad y bondad de Jesús de Nazareth. Para que su
autoridad ejercida sea desde el servicio a los más necesitados, sin
aprovecharse de su fragilidad y pobreza.
La
Iglesia católica en Latinoamérica, con respecto a este drama de la corrupción
de los políticos y las instituciones expresa: “Cabe señalar como un
gran factor negativo en buena parte de la región, el recrudecimiento de la
corrupción en la sociedad y en el Estado, que involucra a los poderes
legislativos y ejecutivos en todos sus niveles, y alcanza también al sistema
judicial que a menudo inclina su juicio a favor de los poderosos y genera
impunidad, lo que pone en serio riesgo la credibilidad de las instituciones
públicas y aumenta la desconfianza del pueblo, fenómeno que se une a un
profundo desprecio de la legalidad” (DA 77. 2007).
Este mismo documento señala como causas de la violencia y
la corrupción: “Sus causas son
múltiples: la idolatría del dinero, el avance de una ideología individualista y
utilitarista, el irrespeto a la dignidad de cada persona, el deterioro del
tejido social, la corrupción incluso en las fuerzas del orden y la falta de
políticas públicas de equidad social” (DA 78. 2007).
Somos creyentes en Jesucristo, por eso nos llenamos de
esperanza y nos robustecemos con el amor que nos tiene DIOS PADRE en su HIJO
JESUCRISTO, para seguir llevando la Buena Nueva de la Verdad, la Bondad y la
Libertad.
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