SAN FRANCISCO Y LA NAVIDAD
A
continuación presentamos la narración de la época de san Francisco, donde se
presenta como él vivió el acontecimiento de la Navidad:
“Francisco conocía bien aquel paraje y sentía vivos
deseos de celebrar allí la fiesta de Navidad. En la paz recobrada por su alma,
el mundo se transfiguraba con signos
sacramentales; al meditar durante el adviento el misterio de Belén, sentía un
deseo vehementísimo, cual no lo sintiera anteriormente, de tener la visión de
Cristo sobre la tierra.
La dulzura de la condescendencia divina había penetrado
en su alma con vital insistencia; en espíritu contemplaba la pobreza del
nacimiento de su Señor, por el amor iluminada, y quería más todavía, a saber,
la visión material de lo que espiritualmente adivinara. Quería ver este
misterio de amor en su forma terrena y realizar con su representación el
desposorio del cielo y de la tierra; y hacer de esta suerte que Dios habitara
de nuevo entre las cosas temporales…
…Cuando, después del Evangelio, se adelantó a predicar,
sintió la muchedumbre como que un misterio oculto iba a ser realmente revelado
a sus ojos; el predicador le comunicaba su propia visión de Belén y la hacía
estremecer con sus emociones personales. Parecía haber
perdido la noción del concurso de gente que le rodeaba y no ver más que al Divino
Niño, a su cuidado maternal, acariciando por la pobreza y adorado por la
sencillez. Tiernamente le saludaba, llamándole “Niño de Belén” y “Jesús”, y al
pronunciar estos nombres parecía paladearlos con extraordinaria dulzura; y la
palabra “Beth-le-em” la exhalaba con una entonación cual si fuese el balido de
adoración de las ovejuelas de las colinas de Judea…” (LM 10,7).
Todo el
corazón de Francisco de Asís se movía en ternura, en bondad, al experimentar
por medio de la contemplación el misterio de un Dios que toma condición humana,
con toda la plenitud frágil de lo
humano. Es realmente admirable, y un tanto absurdo, que el Todopoderoso y
Omnipotente Señor de la vida, el Creador de todo lo que existe, se halla
ubicado desde el lugar de los pobres, de los sin poder.
El tiempo de
Navidad es cada vez más irónico, porque es totalmente lo contrario de lo que
significa en sí. Nuestra sociedad consumista se centra estos días, en comprar
bienes y artículos materiales.
La Navidad se
entiende como un tiempo de consumir “algo”, comprar un bien material que “deseado”.
Es que allí está el asunto, en el “deseo”, porque estos comerciantes modernos
(empresarios), buscan con habilidad y profesionalismo tocar el mundo interior
de las personas, ese lugar sagrado que es como el sagrario donde puede habitar
el AMOR DEL PADRE, DE SU HIJO JESUS Y LA PRESENCIA DEL ESPIRITU.
Estos
comerciantes de la globalización económica, son unos profanadores de “templos”,
porque entran al lugar “sagrado” que está en el interior de los humanos, porque
lo hacen de manera sutil, engañosa y manipuladora, con alevosía y ventaja.
Recuperemos
el sentido de la Encarnación de Dios, el sentido del nacimiento como lo hizo
san Francisco: un Dios que asume la condición de pequeño y frágil, que se
presenta con ternura y bondad, que opta por el lugar y la condición de los
pobres, de los que no tienen donde reclinar la cabeza, de los perseguidos, de
los últimos.
Hermosa reflexión, de como San Francisco veia la Navidad, que hoy iniciemos juntos un plan de amor y enseñanza para que el año 2013 tengamos en nuestros corazones el sentir, el vivir la navidad, como dice su reflexión: "que nuestro corazón es como el sagrario donde puede habitar el AMOR DEL PADRE, DE SU HIJO JESUS Y LA PRESENCIA DEL ESPIRITU". Adelantemonos a los comerciantes que una vez que termina el año inician un estudio para ver como en la navidad del año 2013 nos volveran a engañar con sus ofertas y artículos....con el consumismo que nos hacen dependientes de productos innecesarios en nuestros hogares......que el Señor nos de la fortaleza de iniciar este camino para que "Recuperemos el sentido de la Encarnación de Dios, el sentido del nacimiento como lo hizo san Francisco"....Dalin.
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