Lempira, indígena defensor de los territorios comunales

Lempira, indígena defensor de los territorios comunales de la CASA COMUN EN HONDURAS.

El equipo jesuita expresó en Radio Progreso, lo siguiente: 

“…el actual presidente hondureño, se comprometió aquel 27 enero de 2014, cuando tomó posesión a, y citamos textualmente, “construir una mejor República, con mejores instituciones, más justa, más transparente, más confiable” y “combatir la corrupción en todas sus formas, de frente, sin cuartel, dando la cara, en todo momento y se encuentre donde se encuentre”.

Muy pocos meses pasó en la silla presidencial cuando se destapó que el anillo más cercano de sus colaboradores eran los principales responsables de las redes de criminalidad incrustadas en el Estado y que quedó evidenciado en el saqueo al Seguro Social. Se conoció que para controlar y hacer operar el sistema de corrupción e impunidad dentro de su administración establecieron el reglamento del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad, con el fin de dejar todas las decisiones en manos del presidente del Ejecutivo. Y para blindarse de algún intruso crearon la Ley de secretos oficiales y de clasificación de la información.

Honduras está patas arriba y el señor presidente se empeña en mantenerla así. En plena instalación de la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), el Presidente afirmó, y nuevamente citamos textualmente: “No existen sobre la faz de la tierra sistemas políticos duraderos construidos a partir de la corrupción de sus actores fundamentales, políticos, sociales y económicos”. Meses después en pleno escándalo del saqueo al seguro social y de la participación de varios miembros de su gabinete y de su partido en actividades de narcotráfico, lanzó su reelección presidencial” (ERIC, Radio Progreso. Julio 2017).

No hay duda que el caldo que hace posible surjan escenarios contrarios al mismo pueblo hondureño, es la corrupción que rodea el llamado “estado de derecho” que tenemos establecido en Honduras. En realidad nos denominamos estado democrático por: las elecciones civiles, por tener los poderes del estado establecidos, por firmar convenios internacionales, y por obedecer a las financieras mundiales (BM, FI); pero en la realidad no es así.

En el mes de julio del corriente, se realizó por parte del comité Derechos Humanos de la ONU, el segundo examen periódico (EPU) de Honduras; en esta evaluación se planteó algunas preocupaciones que vividas desde Honduras, no son simples preocupaciones, sino situaciones donde la vida está amenazada y en peligro (Observaciones finales sobre el segundo informe periódico de Honduras, julio 2017). 

En esta patria, que recién celebró la memoria de “Lempira” (indígena Lenca), el cual anacrónicamente lo relacionan como defensor de la soberanía hondureña; la soberanía es un imaginario que no existía cuando vivió Lempira. Sin embargo, sí podemos afirmar, que Lempira defendió el territorio y la identidad cultural del pueblo originario al que pertenecía. Él no fue un simple guerrerista, que buscó armarse para asesinar, sino que defendió las tierras heredadas por la misma Madre Tierra y su patrimonio familiar como pueblos originarios.

Citar la lucha de “Lempira”, es resaltar hoy la lucha de los campesinos e indígenas que al defender sus territorios y patrimonio cultural, se revisten de ser “defensores y defensoras de derechos humanos y ambientales”; un calificativo que es peligroso en Honduras, donde se les ha asesinado. Aunque este segundo informe resalta:

“ g) La Ley de Protección para las y los defensores de derechos humanos, periodistas, comunicadores sociales y operadores de la justicia, 2015; así como la puesta en marcha del Sistema Nacional de Protección”.

Es evidente que está supuesta ley demuestra la gran preocupación por los más de un centenar de hombres y mujeres que defendiendo los derechos humanos en el país, así como Lempira, son asesinados por ir contra interés de empresarios y políticos inescrupulosos que buscan sus interés mezquinos.