María Magdalena, quedaste en la memoria de los evangelios, sobreponiéndote al patriarcado religioso.
María Magdalena, presencia de mujer total, amante y generosa en la entrega por dar la vida.
María Magdalena, mujer abierta a la novedad del reino, con la pequeñez y la ternura de tu ser femenino.
María Magdalena, discípula atrevida y creativa, seguidora de Jesús, tu maestro y amigo, siempre al pie del maestro y Señor de tu vida.
Mari…como te llamaba cariñosamente Jesús, el Maestro. Fuiste testiga del resucitado, de su ternura liberadora, de su blancura transformadora.
Mari…sigues estando en la memoria festiva de esta Iglesia, de tantas discípulas que igual que vos, tienen a Jesús como el gran amor de su vida.
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