Esto es intolerable

“Esto es intolerable”, sostuvo un altísimo funcionario nacional con llegada directa al despacho de otro altísimo funcionario.”No podemos permitir que estos delincuentes se lancen a saquear sin más; si quieren hacerlo, que armen un partido, que militen, que se presenten a elecciones y las ganen”, 




Toda vida es parte de un colectivo viviente y de una casa común que es el planeta Tierra.

Aquí en Honduras nos seguimos preguntando, ¿qué nos pasa como sociedad? ; ¿Quién nos está destruyendo y envenenando los corazones? ; ¿De dónde salen tantas maneras distintas de asesinar con distintas formas descabelladas?

La influencia en cuanto “valores o códigos morales” en Honduras, no lo está promoviendo una política y economía “comunista o socialista”; sino al contrario, esta moral social se desarrolla, desde hace años, por un sistema capitalista de economía basada en el libre mercado, donde el Estado es un mediador del capital y servidor de la empresa privada. Demos una pequeña mirada a estos días del primer mes del año 2013.

El martes 15 de enero en la capital de Honduras se realizaron 11 asesinatos (según el periódico, El Heraldo), incluyendo el de un Subcomisionado de la policía nacional.

El 21 de enero asesinaron a una comerciante y uno de seguridad. La muerte, el miércoles 23 de enero, de una madre de 20 años, junto con su hermano, en uno de los tantos hogares pobres del país fue desgarrador: el cuerpo de la madre queda sin vida en su cama, a la par su hijita de 17 meses lloraba. El 25 de enero la juez mandó cárcel para cuatro policías por asesinato de dos jóvenes de una aldea. El 27 de enero asesinaron a un hombre en su casa, delante de sus hijos; y en el norte del país sucedieron 17 asesinatos en esta misma fecha.

Hablando de esta realidad, el psiquiatra J. Uclés la describe así: “estamos bañándonos en sangre constantemente los hondureños, vivimos en una situación de estrés fuerte, estamos con miedo, tenemos paranoia, desconfianza, temor, insomnio, angustia, tristeza y perdiendo esa alegría y salud mental producto de la terrible situación que impera en el país” (El Heraldo, 17-1-13).

En esta situación los cristianos, que profesamos la fe en Jesucristo, tenemos que renovar nuestro sentido y compromiso con la vida, tanto la humana, la de los animales y las plantas.

Al respecto dice el teólogo Pablo Richard, hablando de que se debe construir un hombre solidario, es donde este, “entiende que la muerte del otro es su propia muerte, es decir, que todo asesinato es en definitiva un suicidio” (2000).

Creemos en un Dios Creador, que todo lo hizo “bien” para el “bien”, nuestro Dios, es un Dios de Vida. Nuestra fe cristiana está basada en el amor a la vida, es decir, en el amor a todos los que habitamos este planeta “la Madre Tierra”. Una vida que se prolonga hasta la “vida eterna”.

Dejemos guiarnos por el Espíritu de Jesús, su Espíritu dador de vida, liberador de toda situación de opresión y destrucción, que construye la dignidad del marginado y desvalido, que busca sanar y sobre todo Salvar la vida.

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lc 4,16).

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