A un año del repudiable asesinato de Berta Cáceres Flores, la Coalición contra la
Impunidad (CCI), articulación de organizaciones de sociedad civil, que tienen como
denominador común la protección y defensa de los derechos humanos, reafirma su
demanda de justicia y verdad integral para las víctimas de este abominable crimen.
Reafirmamos que el asesinato de Berta es producto de la conflictividad y el rompimiento
del tejido social provocado por las empresas extractivas instaladas en las diversas
comunidades del país bajo condiciones de irregularidad e ilegalidad en los
procedimientos de otorgamiento de contrata de aguas, licencias ambientales, permisos de
construcción y operación, entre otros, en los cuales juega un papel permisivo y cómplice
la institucionalidad hondureña coludida con los intereses de las élites económicas.
Comportamiento que se ha visto reflejado también en el manejo judicial del proceso penal
del asesinato, con ocho personas capturadas hasta la fecha, pero sin intenciones de abrir
las líneas investigativas hacia la autoría intelectual del crimen. A pesar de ello, existe en
el país el manejo de un discurso pro derechos humanos completamente contrastante con
la inexistente voluntad gubernamental de esclarecer los hechos perpetrados en contra de
Berta Cáceres y que se ha traducido en la negación a reconocer el derecho de las víctimas
de participar en el proceso, ya que el mismo ha sido declarado y mantenido bajo
secretividad.
Consideramos que además de denunciar y cuestionar el papel del sistema de justicia en el
manejo del proceso judicial, debe también investigarse la responsabilidad estatal directa
en el asesinato de Berta, ya que, a pesar de ser beneficiaria de medidas cautelares dictadas
por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos nunca medió una implementación
eficaz de las mismas por parte del Estado de Honduras, quien contrariamente a su
responsabilidad de protegerla, fue el actor principal en cuatro procesos judiciales de los
cuales fue víctima, todo ello en el marco de su labor constante y permanente de defensa
de derechos humanos del pueblo lenca y del pueblo hondureño en general.
Dicha responsabilidad estatal debe entenderse además vinculada a la apertura del Estado
hondureño a la industria extractiva, a través de la cual se violentan derechos
fundamentales de los pueblos y comunidades a ser previamente consultados y que ha
traído como resultado la persecución, criminalización, estigmatización y el asesinato de
múltiples defensores y defensoras de derechos humanos en el país, evidenciando la
existencia de una política estatal de persecución en contra de los y las defensoras,
potenciado por el contexto político electoral actual sostenido desde la manipulación de
las políticas de seguridad.
Sin embargo, a un año del asesinato de Berta Cáceres, reivindicamos su presencia, su
lucha y su fuerza alojada en todos y todas las que defendemos la vida y dedicamos
diariamente nuestros esfuerzos por la construcción de un país más justo. Reivindicamos
como una verdad nuestra apuesta por la defensa de los derechos humanos como el eslabón
fundamental para la existencia del Estado de derecho y reafirmamos que Berta continúa
viva en medio de todos los pueblos y comunidades del mundo que defienden el agua, la
tierra, los ríos y sobre todo el derecho a vivir en paz y dignidad.
2 de marzo de 2017.
COALICION CONTRA LA IMPUNIDAD.
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