LA SABANA SANTA O EL ROSTRO VERDADERO DE JESUS EN HONDURAS.


“…lo que hayan hecho a uno solo de estos, mis hermanos menores (indefensos, débiles), me lo hicieron a mí” Mt 25,40.

Del 14 de agosto al 27 de septiembre del presente año, la arquidiócesis de Tegucigalpa, por medio de un empresario millonario y católico: Jorge Canahuati Larach; facilitaron traer una réplica de un manto que envolvió a un hombre crucificado de la época de Jesús; la cual tiene relaciona con la pasión, el asesinato y resurrección de Jesús, se le conoce con el nombre de: Sábana Santa o manto de Turín.
El empresario Canahuati, expresó sobre este acontecimiento “estar frente a ese lienzo es un acto de fe, es un acto que uno tiene que creer en el Señor y en la Resurrección”; también el Sacerdote Carlo Magno dijo, “traer una réplica de la Sabana Santa y que se quede en Honduras son palabras mayores en el sentido que no a todo el mundo le conceden este privilegio, porque es algo muy sagrado…” (El Heraldo, 10 agosto 2017).

Un manto que hace memoria de nuestro Señor Jesucristo (para los que creemos en El y en su Reino), es un objeto con mucho significado y valioso para la Iglesia. Para la fe en Jesucristo…no sé si es un medio eficaz o significativo. Por lo menos, Jesús sí se refirió con respecto a la fe en la resurrección, que “felices los que crean sin haber visto” Jn 20,29. Además siempre que Jesús resaltó la fe, era un acto de fe en El, en su obrar, le dijo a una mujer, “hija tu fe te ha sanado. Vete en paz y sigue sana de tu dolencia”…a otra mujer, “no temas, basta que tengas fe” Mc 5,34-36. Además el apóstol Pablo en la carta a los Romanos, expresa que la fe tiene relación con el amor (Rom 10,10).

En tiempos de Jesús, había un movimiento religioso judío que se llamaban los saduceos, estos negaban la resurrección (Mt 22,23…), porque eran de la clase más rica de los judíos, es decir, les preocupaba solo el presente, el acumular riquezas, porque no creían en otra vida. Por eso Jesús planteó, “difícilmente entraran en el reino de Dios los que tienen riquezas” Lc18, 24. Las riquezas no son compatibles con la fe en Jesús, más si tocan el corazón del humano, “no pueden estar al servicio de Dios y del dinero” Mt 6,24. Para tener fe y seguir a Jesús hay que despojarse, y si te has enriquecido ilícitamente se tiene que devolver lo robado a los pobres, así dijo Zaqueo (un jefe cobrador de impuestos) cuando Jesús entró en su casa, “Señor, la mitad de mis bienes se los doy a los pobres, y a quién haya defraudado le devolveré cuatro veces más” Lc 19,1-10.

¿Necesitamos un manto de Turín en medio del pueblo hondureño para tener fe en Jesucristo…allí encontraremos al crucificado, el rostro de Jesús que me ama, me perdona y libera…en esa sábana de manera mágica se dará el milagro de la fe, la esperanza y el amor?

¡Donde está tu presencia Jesús, como sigues estando presente entre nosotros!; Tú lo dijiste Jesús, que si cuidábamos, atendíamos y protegíamos a los indefensos o más frágiles, lo hacíamos con vos de manera directa, como estar viendo tu rostro, Mt 25,31-44.

El documento oficial de la Iglesia de América Latina, llamado Aparecida (2007), habla de los rostros de Jesús hoy en nuestras tierras ensangrentadas y crucificadas por empresarios, políticos, crimen organizado, delincuencia y las instituciones armadas…

Dicen los obispos y pueblo creyente de América Latina, “la Iglesia debe cumplir su misión siguiendo los pasos de Jesús y adoptando sus actitudes…En el rostro de Jesucristo, muerto y resucitado, maltratado por nuestros pecados y glorificado por el Padre, en ese rostro doliente y glorioso, podemos ver, con la mirada de la fe el rostro humillado de tantos hombres y mujeres de nuestros pueblos y, al mismo tiempo, su vocación a la libertad de los hijos de Dios, a la plena realización de su dignidad personal y a la fraternidad entre todos. La Iglesia está al servicio de todos los seres humanos, hijos e hijas de Dios” (DA # 31-32).

Los obispos alzando una voz profética y evangélica expresan donde encontrar el rostro del CRUCIFICADO, de nuestro SEÑOR JESUS, dicen ante la realidad, “Esto nos debería llevar a contemplar los rostros de quienes sufren. Entre ellos, están las comunidades indígenas y afroamericanas, que, en muchas ocasiones, no son tratadas con dignidad e igualdad de condiciones; muchas mujeres, que son excluidas en razón de su sexo, raza o situación socioeconómica; jóvenes, que reciben una educación de baja calidad y no tienen oportunidades de progresar en sus estudios ni de entrar en el mercado del trabajo para desarrollarse y constituir una familia; muchos pobres, desempleados, migrantes, desplazados, campesinos sin tierra, quienes buscan sobrevivir en la economía informal; niños y niñas sometidos a la prostitución infantil, ligada muchas veces al turismo sexual; también los niños víctimas del aborto. Millones de personas y familias viven en la miseria e incluso pasan hambre. Nos preocupan también quienes dependen de las drogas, las personas con capacidades diferentes, los portadores y víctima de enfermedades graves como la malaria, la tuberculosis y VIH - SIDA, que sufren de soledad y se ven excluidos de la convivencia familiar y social.

No olvidamos tampoco a los secuestrados y a los que son víctimas de la violencia, del terrorismo, de conflictos armados y de la inseguridad ciudadana. También los ancianos, que además de sentirse excluidos del sistema productivo, se ven muchas veces rechazados por su familia como personas incómodas e inútiles. Nos duele, en fin, la situación inhumana en que vive la gran mayoría de los presos, que también necesitan de nuestra presencia solidaria y de nuestra ayuda fraterna” (DA # 65).

¡Dónde encontrar el rostro de JESUCRISTO, hoy en HONDURAS, dónde…lo encontramos!

JPIC FRANCISCANOS

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