San
José has quedado en
la memoria de nuestro camino de fe en tu hijo Jesucristo, en nuestro modo de
ser hombre, padre, discípulo y esposo.
San José, intercede para
que mi ser hombre, viril, masculino se desarrolle con la nobleza que tuviste
con María.
San José, quiero seguir
aprendiendo a amar con nobleza y fidelidad, con autenticidad e integridad.
San José, acompaña mi
ser hombre, lo masculino que me habita; que salga ese hombre soñado por el Dios
creador en el paraíso.
Soy de carne y hueso,
con corazón frágil y sediento de amor, con una apariencia que se llama
machismo, con un modelo llamado patriarcal, pero soy débil por dentro y por
fuera.
San José, que sabes de
silencios, oraciones y dudas, acompaña mi ser hombre en los distintos momentos
de la vida.
San José, quiero seguir
como discípulo aprendiendo a amar como Jesús tu hijo, hombre y masculino,
apasionado y sensible, entregado al amor hasta dar la vida.
San José, te quedaste en
esta historia como modelo de autenticidad masculina y obrero unidos a las
causas de todos los que luchan porque llegue el pan a su hogar.
San José, hombre
honesto, sencillo y frágil, que tu nobleza y bondad intercedan para amar con
pequeñez.
San
José, hombre que
conociste la duda y las tinieblas de la noche, que tocas en lo hondo tu ser
masculino y lo recreaste con la ternura de la confianza.
San José, migrante
forzado a salir con tu familia a buscar tierras y culturas desconocidas.
Viviste la persecución y criminalización por parte de políticos fanáticos y
tiranos.
San José, sabes de
represión y persecución, de ternura y lucha, de resistencia y nobleza, de
fidelidad y golpes.
San José, eres ejemplo e
inspiración para los obreros, artesanos y hace lo todo, de buscar el pan de
cada día con tu sudor y esfuerzo sencillo.
San José, eres
testimonio de que el reino de Dios llega por la bondad y solidaridad, esa misma
que le transmitiste a tu hijo Jesús, el Maestro de Nazaret.
San José, tuviste una
misión silenciosa, profunda, delicada y audaz: forjar y conducir al Hijo de
Dios, Jesús, para ser un aprendiz de la vida, cultivando la semilla de la
justicia, nobleza, sencillez, solidaridad, ternura y laboriosidad.
San José, moviste el
corazón de tu hijo Jesús, para poder buscar más allá de la religión patriarcal,
dogmática y represiva de la cultura judía.
San José, eres memoria
de hombre entregado a una mujer y fiel al reino que es más.
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