Ante las
gravísimas derivaciones que han tenido y están teniendo los trágicos
acontecimientos de muerte de campesinos y policías en la Estancia Campos
Morombí, con el subsiguiente sometimiento a juicio político del Presidente de
la República, y sus consecuencias para el presente y el futuro de la vida
social y política de la nación, la Junta directiva de la Conferencia de
Religiosos del Paraguay (CONFERPAR), manifiesta cuanto sigue:
Desde nuestra
visión cristiana el uso de la violencia y el crimen nunca serán aceptables como
medio para alcanzar reivindicaciones ni defender intereses. Lamentamos la
muerte de los campesinos y los policías y abogamos firmemente por el
esclarecimiento de estos hechos, mientras animamos a todos a seguir trabajando
por la paz como verdaderos hijos de Dios, reafirmamos que la paz querida por
Dios no vendrá del ocultamiento de los problemas sino como fruto de una
auténtica justicia social.
Vemos en la raíz
de estos hechos la complicidad de los tres poderes del estado, en el abandono
de una reforma agraria integral, en no haber enfrentado el problema de la
distribución de la tierra, sometida hasta ahora al acaparamiento, a la
irregularidad, a la posesión mal habida; en el encubrimiento sistemático de
estos problemas por parte de la justicia y el parlamento.
Mientras los
tres poderes del estado no den una respuesta seria y concertada a este
problema, seguirán cargando sobre sus espaldas con la responsabilidad de la
violencia que se genera al buscar salidas bajo presión con sus impredecibles
consecuencias.
Nos llama
poderosamente la atención la rápida reacción de los partidos políticos y sus
representantes que han acordado impulsar el juicio político del presidente en
las dos cámaras del Congreso de la Nación, que aún siendo un procedimiento
constitucional, se aplica y se procede de tal forma, que crea fundadas
sospechas de manipulación, afectando gravemente al proceso legítimamente
instaurado por elección popular, como si esta fuera la salida a nuestros
problemas y como si hubiera una responsabilidad unilateral de los hechos graves
que atentan contra nuestra convivencia.
Vemos con
preocupación la manipulación de los hechos, a través de muchos de los medios de
comunicación, por sectores que buscan sacar provecho político, réditos de
impunidad y de mantenimiento de un estado de cosas que favorece a sus intereses
personales o corporativos.
Vemos a los
partidos políticos más preocupados con defender sus cuotas de poder y con el
reparto de cargos, que buscando una verdadera respuesta a los problemas que
padecemos. Vemos como una falta de respeto a la vida y la dignidad humana que
se usen los hechos de muerte entre hermanos para crear un clima de
inestabilidad, para estigmatizar a campesinos y criminalizar sus
organizaciones, para exasperar a policías y militares, instaurando un ambiente
de terror para disuadir y desmovilizar a los ciudadanos indignados.
Sorprende que
los mismos parlamentarios, hace poco tiempo desprestigiados por sus bochornosos
procedimientos ante los reclamos de la ciudadanía, son ahora los que acusan y
se erigen en jueces absolutos, apareciendo como los defensores de la Patria.
Nos da que pensar que con todo esto, no casualmente, desaparezcan del horizonte
los cuestionamientos que han surgido de la ciudadanía a las listas sábanas, el
pedido de juicio político a los miembros de la Corte, los tímidos avances para
la implementación del impuesto a la renta personal.
Como parte de la
Iglesia que peregrina en Paraguay, respondiendo a nuestro compromiso con Dios y
con su pueblo, invitamos a todos a participar con responsabilidad personal e
institucional en la construcción de un estado de derecho basado en la justicia
social, en la inclusión de todos los compatriotas, en el respeto a la voluntad
popular, integrados a la marcha democrática de las naciones vecinas.
Nos sentimos
parte de una Iglesia comprometida con la paz que brota de la justicia, que
abraza con especial predilección a los más desfavorecidos, e invitamos a todos
los sectores sociales a poner lo mejor de nosotros en la tarea de construir un
país de hermanos, a trabajar por una mayor equidad en la distribución de los
bienes, hacia un futuro promisorio.
Por la Junta directiva: Hermana Venancia
González, FMA.
Padre José Ramón Torre-Marín, SS.CC.
Padre Alberto Luna, SJ.
Hermana María Elisa Ortiz, HC
Padre Walter Jara, SDB.
Padre Federico Gayoso, TOR.
Padre Pedro Jubenville, CSSp.
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