Ser religiosa y religioso en tiempos de mártires por la defensa de la Vida.
“Padre… no pido que los saques del mundo, sino que los libres del Maligno… conságralos con la verdad: tu palabra es la verdad. Como tú me enviaste al mundo, yo los envié al mundo” (Jn 17,15-18).
Diferentes comisiones o grupos internacionales de derechos humanos, han hecho afirmaciones alarmantes de violaciones y asesinatos a las defensoras y defensores de derechos humanos en Honduras. El último informe de la CIDH, refleja algunos aspectos que se vuelven un desafío a los hombres y mujeres que nos hemos consagrado para dar la vida anunciando y construyendo el reino de Dios. Veamos algunas pautas escritas de esta realidad.
“La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, emitió su informe sobre Honduras donde señala que los altos niveles de violencia que enfrenta la sociedad hondureña, tienen un impacto particular en defensores y defensoras, pueblos indígenas, mujeres, niños, niñas, adolescentes y jóvenes, personas LGBT, migrantes, personas campesinas del Bajo Aguán y periodistas y trabajadores de la comunicación y operadores de justicia, donde la policía militar, la preventiva y el ejército son uno de los promotores de esa violencia, siendo el involucramiento del ejército un riesgo para el Estado de Derecho”
Cifras oficiales hechas públicas en 2013 indicaban que 80% de los homicidios cometidos en Honduras quedaban en la impunidad por falta de capacidad de los órganos de investigación.
El Presidente de la CIDH, Comisionado James Cavallaro, dijo en ese sentido: “Nos preocupa particularmente que estos índices de violencia e inseguridad se encuentran exacerbados por la falta de políticas públicas para resolver las desigualdades y la exclusión social de grandes sectores de la población. Los grupos en condición de vulnerabilidad, debido a la discriminación histórica a la que han sido sometidos, enfrentan persistentemente obstáculos en el goce pleno de sus derechos y una falta de acceso a la justicia”
“Honduras debe proteger a las y los defensoras y defensores cuando se encuentren en riesgo su vida e integridad personal, adoptando una estrategia efectiva y exhaustiva de prevención, con el fin de evitar ataques, y tomar las medidas que sean necesarias para que puedan desarrollar su trabajo sin obstáculos ni riesgos”, indicó el Relator sobre los Derechos de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos, Comisionado José de Jesús Orozco” (www.pasosdeanimalgrande.com, 18 de mayo 2016).
Esta realidad que vemos en las calles, y denunciada por la CIDH, cuestionan de manera directa a los hombres y mujeres que optaron por una vida Consagrada al Reino de Dios; los que tienen la misión de llevar la Buena Noticia a los que solo reciben malas noticias. La Vida Consagrada quiere ser “levadura en la masa” (Mt 13,33); esto implica comprometerse y estar inmerso en las luchas del pueblo que se acompaña.
Al acercarnos un poco a ese inicio de nuestra Iglesia, marcada por el Espíritu de la profecía y el testimonio martirial, encontramos luces que nos iluminan hoy en nuestro caminar; además su testimonio puede encender nuestro ánimo como discípulas y discípulos de Jesús, en estos tiempos sombríos y de muerte en este territorio hondureño.